miércoles, 29 de enero de 2014

El Caballero de la mano en el pecho

  El Caballero de la mano en el pecho, 1580, EL GRECO. Óleo sobre lienzo, 82 x 66 cm. Museo del Prado, Madrid.

El pasado 18 de enero, con mis alumnos del Programa ESTO, visitaba otra vez el Museo del Prado, lugar al que uno nunca se cansa de ir. Por supuesto, los lleve a ver a este caballero que nos observa desde un lugar al que, probablemente, nunca seremos capaces de ir.

Les contaba lo siguiente:

Comenzó El Greco con esta obra la larga lista de retratos; caballeros, intelectuales y clérigos, especialmente toledanos, que querían tener el honor de ser retratados por el magnífico pintor que pocos años atrás había llegado a la ciudad.

El Caballero de la mano en el pecho ha sido presentado en multitud de ocasiones como el prototipo de caballero español de la época. Con él, El Greco comenzó a fijar el tipo de retrato que utilizaría en los años siguientes; es un tipo de retrato espeso, austero, de refinamiento espiritual, sobrio en el vestir y algo distante.

Aún hoy, todavía es un misterio el personaje del cuadro, pero parece que la mayoría de estudiosos de la obra se decantan por la figura de don Juan de Silva, Marqués de Montemayor y Notario Mayor de Toledo.

El gesto de la mano sobre el pecho, parece que era común en la época, posiblemente una fórmula de juramento sobre el propio honor.

David J. Calvo Rodríguez

viernes, 17 de enero de 2014

La Trinidad, del Griego de Toledo

Seguimos mirando al Griego de Toledo, con otro de sus primeros encargos en la ciudad.
 
La Trinidad, 1577-1579, El Greco. Óleo sobre lienzo, 300 x 179 cm. Museo del Prado, Madrid.

Esta obra, junto al Expolio, fue el primer encargo que El Greco recibió en Toledo. En realidad, La Trinidad, formaba parte del diseño de los tres retablos de la capilla mayor de la iglesia de Santo Domingo el Antiguo. Está Trinidad estaría en el ático de la calle central del retablo mayor.

El Padre coge en su regazo el cuerpo de Cristo bajo la representación del Espíritu Santo. El Greco introdujo en esta obra bastantes novedades a los modelos establecidos; por ejemplo, ausencia de los instrumentos pasionales; humanización de la relación entre Padre e Hijo; menor importancia a las llagas de Cristo; el Padre inclina la cabeza para ver la cara del Hijo; los ángeles participan y sufren la escena; sustitución de la tiara pontificia del Padre por la mitra de los sumos sacerdotes hebreos.

Por otro lado, en esta obra destaca el tratamiento anatómico y compositivo de la figura de Jesús con un claro reconocimiento de la pintura y escultura de Miguel Ángel, véanse El Santo Entierro (National Gallery, Londres) y las piedades del Vaticano y de Santa Maria dei Fiori en Florencia. Podemos decir que El Greco se centra en la belleza del cuerpo de Cristo, con el estudio anatómico de sus facciones, pero con el peso de un cuerpo sin vida.

Esta obra de Santo Domingo el Antiguo paso a la colección del escultor Valeriano Salvatierra. En 1827 fue adquirida por Fernando VII y se trasladó al Museo del Prado en 1832.
 
David J. Calvo Rodríguez

viernes, 10 de enero de 2014

El Griego de Toledo - El Expolio de Cristo

En el presente 2014 quiero que compartamos y conozcamos más al Griego de Toledo. Van a ser sólo unas pinceladas sobre un genio, un exordio que busca un interés posterior.

Cuando se descubre al pintor cretense nos damos cuenta que estamos ante un genio que nos atrapa en cada lienzo, en cada fragmento de sus obras, en cada mirada de sus personajes, en los colores que utiliza. El Greco te pellizca en lo más hondo de la sensibilidad. Entrar en la Sacristía de la Catedral de Toledo y ver al fondo El Expolio es una maravilla difícil de explicar, enfrentarse a Las lágrimas San Pedro  del Hospital de Tavera es una delicia llena de belleza.

Hoy, El Expolio de Cristo.

El Expolio de Cristo, 1577-1579, EL GRECO. Óleo sobre lienzo, 300 x 178 cm. Cabildo S.I. Catedral Primada de Toledo.

El Expolio fue uno de los primeros encargos que Domenikos Theotokópoulos recibió al llegar a Toledo desde Italia. Esta impresionante obra la realizó para el sagrario de la Catedral de Toledo, siendo llevada poco tiempo después a la sacristía.

La pintura ilustra el momento en que Jesucristo llega al Monte Calvario, en ese instante comienza a ser despojado de sus vestiduras antes de ser conducido a la cruz. El Greco demuestra un importante conocimiento de fuentes literarias, pero también visuales, ya que el espacio físico se comprime hasta el extremo, transmitiéndonos el acoso físico y moral que sufre  la figura de Jesús. Destaca con una tremenda fuerza la figura de Jesús, el colorido de su túnica rasga el cuadro, la mirada serena y acuosa se eleva a lo alto, la soledad de Jesús se hace patente en un cuadro con multitud de personajes.

Destaca la expresividad de todos los rostros que aparecen en la obra y las soluciones que El Greco proporciona a cada uno de ellos. En la parte superior del cuadro las lanzas y las picas se superponen a la multitud de cabezas.


El Greco, al llegar a Toledo, ciudad eminente mente medieval, utilizó todo su bagaje pictórico, es decir, mezclo lo bizantino con los recursos venecianos y manieristas.

Esta gran obra le supuso una fuerte disputa con la Catedral de Toledo. Seguramente, este litigio fue el causante de no recibir más encargos de Catedral Primada de Toledo.
Foto de la Sociedad de Eventos Culturales El Greco S.L.
David J. Calvo Rodríguez

martes, 7 de enero de 2014

San Silvestre 2013

Hace años, no muchos, pensaba que nunca iba a correr la San Silvestre Toledana, pero el 31 de diciembre, con el ánimo y apoyo de Daniel (mi hijo) me decidí a apuntarme y, posteriormente, a recorrer los ocho kilómetros trescientos metros.

Uno queda, se encuentra con amigos, con conocidos, habla con muchas personas, nota el ánimo del resto de corredores y del público, que es espectacular. A Daniel todo el mundo le daba gritos de ánimo; al principio, por el miedo a perderse entre tanto corredor me daba la mano, pero cuando vio espacio empezó a marcar su ritmo y así realizamos todo el recorrido. Comenzamos muy despacito, pero luego el público nos llevo en volandas hasta el casco y, una vez en Zocodover, ya sólo quedaba dejarse caer al Paseo de la Vega.
Al llegar casi al final, de los más de ocho kilómetros, Daniel y yo nos dimos la mano y así traspasamos la línea de meta.

Llegamos frescos y felices, gracias al entrenamiento, con ganas de una ducha calentita y una buena cena para terminar 2013 y empezar con energía el presente 2014.
Daniel por su edad fue sin dorsal, por eso, sólo está mi nombre en los resultados de la XXXII San Silvestre Toledana. El tiempo, malillo, fue lo de menos, lo mejor fue disfrutar de todo, especialmente, de nuestras más fervientes admiradoras, Elena y Cecilia.

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Cuando se publique el video y las imágenes, en las que salgamos, pondré alguna para que veáis el momento.
 
 

David J. Calvo Rodríguez