miércoles, 31 de diciembre de 2014

31 de diciembre de 2014

Llevo tiempo sin hacer ninguna entrada al blog. Siempre se pueden poner mil excusas, pero no merece la pena.

Hoy se termina un año muy Greco, también en el blog, pero aunque pasen las efemérides, de vez en cuando pienso seguir acordándome de un genio al que muchas veces al año tengo la ocasión de contemplar y siempre me sigue excitando, continuamente provocándome nuevas sensaciones.

Mañana, con la dulce pereza que empiezan todos los años, comienza el quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús y el cuarto de la publicación de la segunda parte de El Quijote. Habrá que leer los poemas de la santa y volver a reír con un Sancho más loco y un Quijote más lucido. Os propongo esas dos tareas, yo las voy a hacer.

Yo no soy de ponerme muchos objetivos, bueno siempre en mi vida he ido detrás de la felicidad, a veces me ha dejado darle un beso, otras tocarle el culo, algunas caminar agarrado a su cintura, incluso a veces hacerle el amor detrás de unos cristales con el sol helado de diciembre o enero calentado los cuerpos desnudos.

Para el 2015 deberíamos ser un poco más cultos o menos ignorantes. Sumergirnos en nuevos libros, releer otros, no olvidar la poesía, bucear en la historia, ver cine, sentarnos a pensar y apagar la tele. No estaría mal ponernos en la piel del otro, de los que tenemos cerca y también de los que tienen vallas en sus caminos; de los que tenemos demasiado pan y de los que tienen demasiado hambre; buscar el lado bueno de las personas y no renunciar a nuestro corazón bajo ningún concepto; volver a mirar nuestra viga y su paja; tener una sonrisa de complicidad.

Quizá en el párrafo anterior quedan reflejadas dos cosas que me preocupan: ser menos ignorante e intentar ser mejor persona. Para ambas cosas necesitamos a los demás, que nos corrijan y ayuden. Hace poco me decían: “las cosas con miel y no con hiel”. Sería bello que siempre hubiera esa miel y dejara de existir esa hiel.

Esta mañana fría del último día de un año en el que la vida ha vuelto a vencer, con sus más y sus menos, con sus tristezas y alegrías, con victorias y derrotas y con algún empate raquítico me gusta mirar el mundo muy despacio.

Los niños que dan guerra con alegría aunque tienen demasiadas cosas. Ahora me río con mi hija porque se pone nerviosa porque se termina un año y mi hijo hace problemas de matemáticas que le salen regular, es que se le va la vista por la ventana, imagino que también los sueños de preadolescente. Las pequeñas cosas siguen siendo las más valiosas, como los besos cómplices, las miradas a los ojos, las mañanas de paseo por las calles angostas de la ciudad que tanto amo, escuchar historias sencillas y tiernas, tomar una cerveza con un amigo,… Tenemos miles de cosas sencillas con las que sentirnos vivos.

Buscaremos la felicidad en el 2015. Esperemos que nos sorprenda.

¡FELICIDAD!


David J. Calvo Rodríguez

sábado, 15 de noviembre de 2014

Gómez Manrique

Todos los toledanos conocen a Gómez Manrique, poeta y dramaturgo de la segunda mitad del siglo XV. Para los que no lo conozcáis, es un buen momento para acercarse a un toledano de Palencia, exactamente de Amusco.

Os cuento algo de Gómez Manrique. Nació en el año 1412 y murió en Toledo en 1490. Como curiosidad diré que fue tío del poeta Jorge Manrique.

Los Reyes Católicos le premiaron por su impagable fidelidad, especialmente por el gran apoyo a la reina Isabel la Católica.

En las famosas Cortes de Toledo de 1480 fue su presidente y su portavoz. Por tanto, fue el encargado de pronunciar el discurso con las peticiones a la corona, también fue uno de los más fieles colaboradores en el gobierno local de Toledo. Fue Corregidor de Toledo desde febrero de 1477 y mantendría el cargo hasta su muerte, en noviembre de 1490. Además, de gran poeta, destaco como político y hombre de armas.

Anteriormente, sirvió al Infante Alfonso, hermano de Isabel, como corregidor de Ávila. Después se abrazó a la causa de Isabel, que le propuso la especial tarea de asegurar la paz y la fidelidad en la siempre incierta e indecisa ciudad de Toledo.

Gómez Manrique salió victorioso de varias conjuras en la ciudad, unas del Arzobispo, otras de los enemigos de la ya Reina Isabel, algunas de bandos nobiliarios contrarios e, incluso, de importantes conversos que lucharon por impedir la implantación de la Inquisición. Gómez Manrique logró todo lo que los monarcas le encargaron.

De su paso por el Ayuntamiento toledano aún dan testimonio, desde la escalera que sube a la sala capitular, los famosos versos que se le atribuyen y que, sin lugar a dudas, contienen un ideario de gobierno:

Nobles, discretos y varones
que gobernáis a Toledo,
en aquestos escalones
desechad las aficiones,
codicias, amor y miedo.

Por los comunes provechos
dexad los particulares:
pues voz fizo Dios pilares
de tan riquísimos techos,
estad firmes y derechos.

En estos tiempos de corruptos, corruptores y votantes de los primeros, habría que mandar a nuestros políticos estos versos de Gómez Manrique. Simplemente para que cuando entren al servicio de los ciudadanos dejen en los “escalones” que suben al poder su codicia y avaricia.

Imagino que posiblemente sería mucho pedir ética a nuestros gobernantes, pero más les vale espabilar. Me llama mucho la atención que juren o prometan sus cargos e incumplan juramentos y promesas con la tranquilidad de no tener un mínimo de estética.

David J. Calvo Rodríguez

lunes, 3 de noviembre de 2014

Vista y plano de Toledo

Vista y plano de Toledo, 1608-1614, El Greco. Óleo sobre lienzo, 132 x 228 cm. Museo del Greco, Toledo.

El Greco nos ofrece Toledo en su totalidad, en una amplia visión panorámica, sin arbitrarias traslaciones de edificios. Es todo luz, claridad y objetivismo.

En el primer plano, a la izquierda aparece el símbolo del río Tajo, una figura manierista dorada con un cántaro derramándose y una cornucopia. A la derecha, un muchacho abstraído que muestra delicadamente el plano de la ciudad con todos sus vericuetos reflejados meticulosamente y sus principales edificios numerados para facilitar su localización. Algunos, han querido ver en esta figura al propio Jorge Manuel, aunque ello sea imposible por simple razón de edad. Entre el símbolo fluvial y el muchacho con el plano se sitúa sobre una nube el Hospital de Tavera y tras él aparece la ciudad, con sus campos dominados por un cielo rosáceo de tormenta ya pasada en el que desciende la virgen acompañada por ángeles para imponer la casulla a San Ildefonso.

En el plano El Greco ha añadido una leyenda destinada a explicar los dos elementos más chocantes del cuadro desde la pura objetividad visual: la escala del grupo celestial y la colocación del Hospital de Tavera o Afuera sobre una nube. La inscripción que acompaña el plano aclara alguno de los puntos. En ella se identifica el hospital de Tavera “que sido forzoso poner…en forma de modelo porque no sólo venía a cubrir la puerta de Visagra (Bisagra) más subía el cimborrio o cúpula de manera que sobrepujaba la ciudad y así una vez puesto como modelo y movido de su lugar me pareció mostrar la haz antes que otra parte y en lo demás de cómo viene en la ciudad se verá en la planta. También en la historia de Nuestra Señora que trae la casulla a San Ildefonso para su ornato y hacer las figuras grandes me he valido en cierta manera de ser cuerpos celestiales como vemos en las luces que vistas desde lejos por pequeñas que sean nos parecen grandes…”.

La ubicación del hospital de Tavera y la primacía que adquiere ha hecho creer que su cliente fue D. Pedro de Salazar de Mendoza, administrador de la institución y que ya le había encargado años antes la decoración de toda la iglesia. Era un gran coleccionista de mapas y vistas urbanas.

El Greco contaba con la tradición topográfica conocida en Venecia, incluso en algún momento se le vincula con la elaboración de mapas cartográficos. Cossío llegó a señalar que en esta obra, El Greco había hecho “Un Toledo como las Venecias del siglo XV, con cigarrales y vega sustituyendo a las lagunas y la casulla de San Ildefonso… en vez del león de San Marcos”.


David J. Calvo Rodríguez

jueves, 16 de octubre de 2014

San José con el Niño

San José y el Niño, 1597-1598, El Greco. Óleo sobre lienzo, 289 x 147 cm. Capilla de San José, Toledo.

La decoración de la capilla de San José, en Toledo, fue un encargo realizado por el erudito D. Martín Ramírez de Zayas, catedrático de Teología de la Universidad de Santa Catalina. Su fundación se destinada a capilla panteón para él y sus padres. Por tanto, es un oratorio privado que se pone bajo la advocación carmelita de San José.

El Greco firmó el contrato en 1597 y comprendía un ambicioso programa de tres retablos con sus consiguientes pinturas y esculturas. Lamentablemente, menos los lienzos, todo fue rehecho posteriormente.

San José con el Niño es una de las realizaciones más tiernas y bucólicas del pintor. Estilo cercano a la idealización y un equilibrio clásico muy cercano al arte italiano.

El contexto social y espiritual de finales del siglo XVI explica que El Greco conciba a San José como joven y decidido. Exaltación de los santos trabajadores en una España donde muchos querían ser hidalgos para no realizar trabajos manuales.

Con una mano sostiene el bastón y con la otra cobija al Niño que le abraza con amor. En la parte superior del cuadro, el coro de ángeles, en vertiginoso movimiento y escorzos, juegan con guirnaldas de rosas y laurel, alusión de la sabiduría del fundador. El paisaje del fondo, muy similar a la Vista de Toledo, tan importante en muchas de sus composiciones religiosas.

David J. Calvo Rodríguez

miércoles, 8 de octubre de 2014

Viajes por Toledo

Desde hace tiempo muchas personas, en general grupos de amigos, de trabajo, familias, me piden que les realice un paseo por Toledo, un viaje al pasado de una ciudad que a casi todas las personas fascina y atrae, pero nunca deja indiferente.
La Historia es una forma de encontrarnos con nosotros mismos, una manera de reír y sonrojarnos con nuestras virtudes y defectos que, en muchos casos, siguen siendo idénticos a los de hace siglos.
Pretendo que en estos viajes al pasado encontremos más humor que tristeza, más risa que llanto, más gozo y regocijo que dolor y amargura. La risa es el bálsamo que nos ayuda a navegar por una ciudad llena de nosotros y nunca de ellos.
Los paseos/viajes que hago, son los siguientes:
*      Viaje al Toledo Romano.
*      Paseo por el Toledo de las Tres Culturas.
*      Anécdotas, leyendas e historias de una ciudad fantástica.
*      El Toledo judío. Un paseo por sus dos juderías.
*      Huellas del Toledo musulmán.
*      El Toledo más desconocido.
*      Tras las huellas de Doménikos Theotokópoulos, El Greco.
*      Caminar y reír por Toledo.
Todas las rutas rondan las 2 horas, bueno quizá un poquito más. Mi vicio con Toledo igual llega a ser un pelín inmoral.
Otra opción es realizar los paseos antes mencionados, pero teatralizados. Hace unas semanas, una amiga actriz me propuso que en estos viajes al pasado de Toledo se pudieran representar escenas de leyendas, romances o hechos históricos de la ciudad. Le dije que me parecía una gran idea y creo que no me he equivocado porque a la gente le encanta. Por tanto, les propongo las dos opciones en los paseos/viajes por Toledo.

En los paseos teatralizados las representaciones se realizan con humor, música, ironía y, por supuesto, con una extraordinaria profesionalidad.
Espero que a Vuesas Mercedes les parezca interesante y, dentro de sus posibilidades, den difusión a este trovador de los viajes al pasado.

Para los que no me conozcáis soy Licenciado en Historia y en Humanidades. Trabajo como Profesor y Formador, asimismo colaboro como Profesor en el Programa ESTO de la Fundación General de la Universidad de Castilla-La Mancha, también estoy colegiado en el Colegio Profesional de la Educación de Castilla-La Mancha y pertenezco a su Junta de Gobierno.

Pueden ponerse en contacto conmigo de las siguientes formas:
Correos electrónicos: davidcalvo22@hotmail.com o davidcalvo44@hotmail.com
Teléfono: 627600964

David J. Calvo Rodríguez

jueves, 25 de septiembre de 2014

Vista de Toledo

Vista de Toledo, 1595-1600, El Greco. Óleo sobre lienzo, 121,3 x 108,6 cm. The Metropolitan Museum Of Art, Nueva York.

Jorge Manuel vendió esta obra a amigos de su padre en 1621. Procede de la colección de Pedro Laso de la Vega, conde de Arcos.

Representa un impresionante paisaje con una luz irreal y tétrica. Bajo efectos de relámpagos blancos y reflejos azules, El Greco escoge la silueta más habitual en sus composiciones, la que describe la ladera desde el Alcázar hasta el puente de Alcántara y la subida al castillo de San Servando. La realidad topográfica está distorsionada en aras de una mayor expresividad. Por ejemplo, la torre de la catedral está cambiada de lugar; aparece a la izquierda cuando en realidad está a la derecha. Otros elementos parece que también son fruto de la invención del autor. El resultado, pese a los cambios, es bello y sugerente.

El Greco ya se había enfrentado al paisaje, como hemos visto en su etapa italiana, con la Vista del Monte Sinaí. El amor al paisaje es, sin duda, un rasgo de su formación veneciana. En muchas composiciones religiosas, San José con el Niño, la Inmaculada de la capilla Oballe o la Inmaculada con San Juan, El Greco incluye el mismo perfil de Toledo que ahora desarrolla de forma independiente.


El Greco hace sentir el paisaje a través de cada toque de color.

David J. Calvo Rodríguez

miércoles, 17 de septiembre de 2014

69 preguntas

1.    ¿Por qué el porvenir acosa a tanta gente?
2.    ¿Por qué se enamoraron en aquel club?
3.    ¿Quién se inventó al primer dios?
4.    ¿Por qué cerraban los ojos y soñaban lo que querían soñar?
5.    ¿Quién venda las heridas del corazón?
6.    ¿Dónde se arrodillan los que no se quieren arrodillar ante nadie?
7.    ¿Por qué nos enseñan a pintar sin salirnos de la línea?
8.    ¿Por qué queremos llegar antes?
9.    ¿Por qué no puedo soportar el dolor?
10. ¿Qué fantasmas viven en los espejos?
11. ¿Por qué adoran los ceros a la derecha en las cuentas corrientes del olvido?
12. ¿Por qué nos gusta consumir vida a lo bestia?
13. ¿Quién cojones sabe de dónde salen las cucarachas?, ¿y los cobardes?
14. ¿Quién nos roba los sueños del futuro?
15. ¿A qué tenemos miedo?
16. ¿Quién nos metió el miedo en el cuerpo?
17. ¿Por qué no se valora, como se debería, el esfuerzo?
18. ¿De dónde venimos, a dónde vamos a 1.600 km/h en el ecuador?
19. ¿Por qué tanta prisa?
20. ¿Por qué nos gustan los cuentos mientras nos abrazan?
21. ¿Por qué somos tan geniales?
22. ¿Por qué tan miserables?
23. ¿Por qué nos salen pelos en las orejas?
24. ¿Por qué seguimos amando después de amar?
25. ¿Por qué me gusta tanto pasear de madrugada?
26. ¿Por qué no buscamos la felicidad si sabemos como acaba la película de la vida?
27. ¿Por qué no queremos pensar en nuestro último día?
28. ¿Por qué se tiene miedo a la muerte?
29. ¿Quién se cree más que su prójimo?, ¿por qué?
30. ¿Por qué nos gustan las sorpresas de la vida?
31. ¿De dónde sale el tiempo que nos roban?
32. ¿Quién juega a las damas con tableros marcados?
33. ¿A quién no le gusta reír hasta llorar?
34. ¿Por qué guardamos en los cajones fantasías?
35. ¿De dónde salen los idiotas, los listos, los antisociales?
36. ¿Quiénes son capaces de todo por conseguir más dinero?
37. ¿Quién se atreve a criticar a los demás?
38. ¿Quién nos prohíbe las locuras que salen de dentro?
39. ¿Por qué nos gusta cantar a la luna?
40. ¿Somos reales o sólo marionetas manejadas por hilos invisibles?
41. ¿Existe la objetividad?
42. ¿Qué es un concepto?
43. ¿De dónde salen las ideas que pasan por nuestras cabecitas?
44. ¿Quién inventó el mal?
45. ¿Por qué un diestro es tan torpe con la izquierda y viceversa?
46. ¿Moriremos de verdad o será otro estado?
47. Si hay otro estado, ¿serán las mujeres igual de bellas?
48. ¿Qué nos haría plenamente felices?
49. ¿Podríamos vivir sin memoria?
50. ¿Por qué nos gustan tanto los libros?
51. ¿Quién nos enseñó a perder la inocencia?
52. ¿Por qué nos duele la cabeza?
53. ¿Por qué nos gusta dejar huellas en la playa hasta la siguiente ola?
54. ¿Por qué los calvos somos los primeros en quitarnos el sombrero ante la belleza?
55. ¿Qué es la belleza?
56. ¿Quién odia los domingos por la tarde?
57. ¿Por qué hay raros normales y normales raros?
58. ¿Quién no ve formas en las nubes?
59. ¿Por qué no somos nudistas en verano?
60. ¿Por qué corremos cuando llueve?
61. ¿Quién dijo que la lombarda es comestible?
62. ¿Por qué nos gusta tanto el buen sexo?
63. ¿Quién nos dice o intenta decir cómo tenemos que pensar?
64. ¿Por qué tenemos verdades que merecen la pena?
65. ¿Quién vive un piso antes del séptimo cielo?
66. ¿Por qué no podemos vivir sin versos?
67. ¿Por qué España, desde 2009, quintuplica su producción de marihuana?
68. ¿Llevan los escoceses ropa interior debajo de la falda?
69. ¿Por qué un 69 siempre es mejor que cualquier otro número?


David J. Calvo Rodríguez

martes, 16 de septiembre de 2014

La Sagrada Familia con Santa Ana

La Sagrada Familia con Santa Ana, 1595, El Greco. Óleo sobre lienzo, 127 x 106 cm. Hospital de Tavera, Toledo.

Este ejemplar del Hospital de Tavera o Afuera, sigue el modelo de la primera Sagrada Familia realizada por El Greco. La entrada en la escena de Santa Ana era importante, ya que el culto a la santa estaba inmerso en plena polémica. Hay que tener presente que los evangelios canónicos no dicen nada de ella, si la tradición más popular de los apócrifos. Sin embargo, su devoción estaba muy arraigada en el seno de la piedad popular y la iglesia hubo de aceptarlo.

En este lienzo incluye dos capítulos “incómodos” para la ortodoxia romana. El de la leche de María, desaconsejado por los defensores del <<decorum>> y la presencia de la matrona, con la que subraya el carácter familiar y hogareño de la escena.

El centro de la escena es el Niño sobre el que vuelan los gestos manuales, posiblemente, más elegantes del cretense. Santa Ana acaricia la cabeza del niño mientras que San José mueve su mano para sujetar y acariciar el pie del bebé. En María, El Greco, repite los gestos maternales y el hijo responde con su mano. El juego sigue con las miradas; los tres miran a Jesús. A pesar de las manos y miradas, reina la calma y toda la escena es totalmente serena.

Sobre otras Sagradas Familias anteriores el grupo se afianza, quizá por la simplicidad de los paños de los pliegues de la Virgen; ahora se ofrece como un trono majestuoso.

Uno de los mejores lienzos conservados del pintor y en el que se pueden intuir los tonos rojizos que asoman entre las manchas blancas de las nubes.

David J. Calvo Rodríguez

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Entierro del Señor de Orgaz

El Entierro del Señor de Orgaz. Realizado entre 1586 y 1588.

Posiblemente, el cuadro más famoso del cretense, en el que se escenifica una vieja tradición toledana, un hecho milagroso sucedido en la época medieval y cuya celebridad no había llegado a traspasar los límites locales: el entierro del señor de Orgaz a manos de San Esteban y San Agustín en recompensa por su humildad, su devoción a los santos y sus obras de caridad hacia diversas instituciones eclesiásticas.

Según los cronistas toledanos del siglo XVI, don Gonzalo Ruiz de Toledo, notario mayor de Castilla y señor de la villa de Orgaz (el título de Conde sería otorgado a sus descendientes en 1520) había llevado una vida llena de “obras santas”. Al fallecer en 1323, dando muestras de humildad, nos dice Pisa, que quiso ser enterrado en la iglesia de Santo Tomé, en un sepulcro de piedra tosca, junto a la pared última y más apartada del coro, a la parte derecha según entramos por la puerta occidental. Dispuso que los vecinos de Orgaz, cada año, hicieran una contribución en dinero y especies para los clérigos de la mencionada iglesia y para los pobres de la parroquia y otro tanto para el monasterio de San Agustín, con la obligación que un predicador del monasterio predicase ese día en Santo Tomé. Su virtud no quedo sin recompensa, ya que según Pisa que sigue el relato de Alcocer, “fue llevado su cuerpo a sepultar a la iglesia de Santo Tomé, fabricada por él; y estando en medio de ella puesto, acompañándole todos los nobles de la ciudad y habiendo ya la clerecía dicho el oficio de difuntos, y queriendo llevar el cuerpo a la sepultura, vieron visible y patentemente descender de lo alto a los gloriosos santos san Esteban protomártir y san Agustín con figura y traje que todos los conocieron; y llegando donde estaba el cuerpo, lleváronle a la sepultura, donde en presencia de todos le pusieron, diciendo: tal galardón recibe quien a Dios y a sus santos sirve.

Durante dos siglos y medio el milagro siguió vivo en la memoria de los toledanos gracias al sermón que anualmente daban los agustinos en Santo Tomé, pero no tuvo transcendencia fuera de Toledo. El cura de Santo Tomé, don Andrés Núñez de Madrid, tras litigar y vencer a los vecinos de Orgaz que ya no querían pagar la donación anual, e intentar recuperar la figura de don Gonzalo Ruiz de Toledo y el milagro, se le ocurrió encargar un gran lienzo que hiciese inmediatamente visible el carácter funerario de la capilla y la significación del prodigio. En el acuerdo a que llegó con El Greco el 18 de marzo de 1586 se especificaba el contenido parcial del lienzo: “…se ha de pintar una procesión de cómo el cura y los demás clérigos que estaban haciendo los oficios para enterrar a don Gonzalo Ruiz de Toledo señor de la villa de Orgaz y bajaron San Agustín y San Esteban a enterrar el cuerpo de este caballero, el uno teniéndolo de la cabeza y el otro de los pies echándole en la sepultura y fingiendo alrededor mucha gente que estaba mirando y encima de todo esto se ha de hacer un cielo abierto de gloria…”. En la parte baja las instrucciones eran precisas de lo que debía pintar, mientras que en la escena superior se daba gran libertad. El Greco aprovechó esta circunstancia para crear una de las obras más complejas y rica de significado, tanto en el sentido formal como el teológico, si bien no quedó libre del consiguiente pleito por la tasación del cuadro.

La obra quedará estructurada en dos escenas, la composición de la parte baja rememora con exactitud una misa de difuntos. El fiel (espectador) es conducido a través del paje, que con su gesto nos llama la atención. Es el único personaje que tiene una identificación concreta, en el pequeño pañuelo que lleva en el bolsillo está la firma del pintor y el año 1578, año del nacimiento de Jorge Manuel, el hijo del cretense, que al realizar esta composición contaría con nueve años de edad. Sobre un fondo neutro, creado por la disposición de los testigos, dispone el choque cromático marcado por la escena central. San Agustín, anciano y barbado, viste mitra y capa pluvial en la que aparecen representado Santa Catalina, Santiago y San Pablo, sostiene la cabeza del difunto cuyo cuerpo se dispone a ocupar la tumba. A los pies, San Esteban la dalmática en la que está bordada la escena de su martirio.

La presencia de los <<insignes varones>>, ataviados a la moda del siglo XVI, con el negro español, refuerzan el valor testimonial del milagro que presencian en silencio y muy ensimismados. Una gestualidad contenida crea la atmósfera propia del milagro. El Greco, estilísticamente, resuelve, esta parte baja, con toda la fuerza del realismo aprendido del arte italiano. Realista es la atención a las texturas y al cuidado de las superficies.

La irrealidad preside la parte superior. Lo que abajo es escala humana, arriba se transforma en un canon descorporeizado. La monocromía más abundante en el funeral, va dando pasos a luces irreales y colores centelleantes. La quietud inferior da paso al dinamismo de los escorzos, como el ángel que porta el alma del difunto. La composición superior se centra en la <<deesis>> bizantina, es decir, Cristo, la Virgen y San Juan, El Greco se inspira en el texto litúrgico propio de la misa de difuntos que lee el párroco <<…que los ángeles te conduzcan al paraíso y que los mártires te reciban a tu llegada y te lleven a la ciudad de Jerusalén. Que el coro de ángeles te reciba para que puedas descansar eternamente con el que fuera el pobre Lázaro>>.

El Greco, como ya hiciera Tiziano, incluye entre los bienaventurados el retrato de Felipe II, en una posible muestra de generosidad y respeto hacia el monarca que lo había rechazado.

El espectador contempla un teatro sagrado de múltiples significados. El reconocimiento de las buenas obras, la intercesión de la Virgen y los santos, la existencia de un juicio individual del alma, previo al juicio universal. Una lección como quería el Concilio de Trento, una <<biblia de los iletrados>>. El Greco deja ver todo su carácter intelectual lo que la convierte en una verdadera parábola, visual y teológica.

David J. Calvo Rodríguez

lunes, 8 de septiembre de 2014

Balas sin nombre

Balas sin nombre

A veces huye el sueño
y la madrugada se escabulle por mi ventana,
los amaneceres rencorosos
me dejan en vilo toda la mañana,
dejas la pistola en el armario
y tengo miedo que te hayas dejado mi última bala.

Se paran las manecillas de un reloj que no existe,
los besos desabrochan los botones
de un pianista ebrio de melodías,
los poetas malditos se beben las copas
con la desesperación de la despedida,
se masturban las solteras
que sueñan con ser casadas,
llora el éxito por su último fracaso
y la luna juega con el vino
de la copa cálida de una noche de verano.

La soledad se acuesta conmigo
el misterio insondable se refugia en la mirada
ávida de vida, dueña de supervivencia,
avariciosa de sueños locos,
helada como la sinfonía de los cortos días de invierno
en el mar del Norte.

Sin embargo, cada día es un prodigio,
con risas limpias,
con la gloria destrozada a jirones,
con las calles nuevas en la alborada,
con los dolores del alma,
con el frescor en los rostros,
con los espejos rotos.


David J. Calvo Rodríguez

martes, 26 de agosto de 2014

No dejen nunca de leer

Reconozco que soy un poco desordenado en mis lecturas. Leo lo que me apetece leer cuando me apetece leerlo, sin motivos, sin por qué. Me gusta que los libros me sorprendan o sorprenderme sumergido el algún libro que jamás hubiera pensando que leería.

Le dije a un amigo cuando terminaba mi trabajo a  finales de julio que iba a intentar leer libros que tuviese que no hubiera leído y, en parte, lo voy consiguiendo, aunque me he dado cuenta que tengo libros en varias vidas.

En la vorágine de trabajo me sumerjo sobre todo en libros de historia, de motivación, de liderazgo, de inteligencia emocional y, últimamente, tomo soplos de aire con poemas de Ángel González, Charles Bukowski, mí admirado Benedetti o José Hierro. Poemas canallas, crudos, doloridos, hondos, infinitos.

Hace poco más de un mes empecé con Florentius de Fernando Lallana, le tenía muchas ganas. Un viaje geográfico y humano, por el que vemos lo mejor y lo peor de nosotros en cualquier momento de la historia. Es el único que me atrevo a recomendar. Si tenéis la oportunidad comprarlo y leerlo con el placer de atravesar nuestra historia a cada paso. Además, Fernando es amigo y, como toda persona inteligente, sencillo, campechano y, a la vez, sutil.

Seguí buceando y nadé en El Escorial con don Manuel Azaña. El jardín de los frailes es una novela autobiográfica de los años que pasó interno en los agustinos de San Lorenzo de El Escorial, allí se fragua su carácter y su pensamiento; liberal y laicista. Aunque cada cierto tiempo se trata de recuperar, don Manuel Azaña es otro personaje maltratado en la oscuridad de un único pensamiento.

Tenía pendiente La verdad sobre el caso Harry Quebert de Joël Dicker, una obra de arte de un suizo que nació en 1985. Un libro que te atrapa de la primera a la última frase. Uno siente envidia que un chaval con unos 25 años o poco más escriba de una manera tan magistral. Intriga, amor, suspense,…

El viejo y el mar de Ernest Hemingway, nos cuenta la lucha de un viejo pescador con su presa. Escrito con una sencillez que perturba, pero que a la vez nos hace pensar y mucho, qué es la victoria, qué es la derrota. Como curiosidad diré que William Faulkner escribió que en esta novela Hemingway había <<descubierto a Dios>>.

Por último, Cuatro amigos de David Trueba, un libro que destila buenos destellos de humor, con dosis de amor y desamor, ratos de sexo y, sobre todo, un intento por saber dónde se encuentra la felicidad.

A ratos voy leyendo El collar de la paloma de un cordobés que vivió del año 994 al 1063, Ibn Hazm. Dice el prologo Ortega y Gasset que es <<el libro más ilustre sobre el tema del amor en la civilización musulmana>>.

Todavía leo en papel, todavía subrayo frases, señalo curiosidades, escribo notas, por supuesto a lápiz. Todavía sueño con libros.

Solo quería decir que leer es uno de los grandes placeres de la vida. Uno se puede meter en la piel de cada personaje, vestirse con sus ropas, beber sus copas, fumar sus cigarros, tener resaca, viajar a ciudades de otras épocas, pasear con un bella cordobesa por un palacio del siglo XI, pescar ese gran pez, ser un escritor frente al océano, estudiar con los frailes agustinos o, simplemente, amar u odiar.

No hay que dejar de leer nunca y si encontráis algo interesante, decídmelo por favor.

David J. Calvo Rodríguez




viernes, 6 de junio de 2014

Ahora que llega el calor toledano

Ahora que llega el verano, que huele a Corpus, que las golondrinas nos recuerdan que el mundo sigue girando, que los estudiantes repasan por penúltima vez sus trabajados apuntes, que los niños sienten las vacaciones en cada poro de su piel, que vuelven las minifaldas, que queremos soñar otro país, que  el amanecer te pilla en el último baile, que la cerveza se derrama con amigos, que podemos ser diferentes, que seguimos sintiendo que otro mundo es posible, que importunamos a los serios,…

Ahora quiero que ganen los besos inesperados de los adolescentes, las miradas a los cielos profundos de unos ojos, las risas que casi se pueden tocar, la complicidad en las manos, en los ojos, en la boca,... de los jóvenes que no paran de reír. Ahora, pasión, emoción, fiebre, excitación, delirio, deseo y amor.

Ahora, vagabundean las noches y sus habitantes, vuelven las estrellas escondidas, guiñamos el ojo a la luna, se pierden las cigarras en lugares inesperados, sienten las manos, se mueren de miedo los cobardes,...

Ahora, las noches son tan cortas, los días son tan largos, los besos tan efímeros, el tiempo tan escurridizo, los arañazos tan suaves en el corazón,...

Ahora, la gente sueña con volverse a ver, con volver a sentir, con salir de la rutina, con hacer las locuras que guardaron en otoño. 

Ahora que vuelve el calor toledano.

David